viernes, 1 de abril de 2011

Publicación: La transformación del sistema educativo mexicano ante la disyuntiva de ¿visiones o procedimientos?

Nota: El artículo se publicó en el No. 5, (Época III) Marzo de 2011 de la Revista Nueva Conciencia, páginas 6 a 8, Expresión de la Cultura Organizada de los Trabajadores de la Educación. Es una publicación trimestral del Órgano de  Comunicación Oficial de la Sección 36, Valle de México, del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación SNTE


Introducción
¿La necesaria e impostergable transformación del sistema educativo mexicano es cuestión de visiones o de procedimientos? Quienes se encargan de la definición de las políticas públicas, los tomadores de decisiones, los investigadores, los educólogos, el magisterio, las organizaciones gremiales, los educadores, docentes, académicos, la sociedad en general coinciden en la necesaria e impostergable transformación del sistema educativo mexicano.
En el contexto histórico se encuentran algunas de las causas que bien pudieran explicar los porqués de la compleja problemática educativa y han sido ampliamente expuestos en múltiples textos de reconocidos autores. Se han realizado diagnósticos, algunos muy apropiados y fríamente realistas, con especificidades diversas. Los desencuentros más notorios y recurrentes giran en torno al para qué de la educación y, en menor grado, el cómo. Quienes se encargan de la rectoría y administración de la educación constantemente han sido cuestionados principalmente por los magros resultados obtenidos y al escudriñar entre las causas de este hecho es la diversidad de visiones. Es decir, como concebimos a la educación y para qué fines la necesitamos. El asunto de fondo es el rumbo o hacia donde se encauzaría la educación. La forma, en cómo debería de hacerse.
En las siguientes líneas se analizarán tres instrumentos de política pública: el Plan Nacional de Desarrollo (PND), el Programa Sectorial de Educación (ProSEdu) y la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE). En ellos, se delinea el proyecto educativo actual. Se detectan muchas coincidencias. A pesar de ellas, aún prevalecen grandes rezagos y promesas incumplidas. ¿Qué debe visualizarse o cómo debe procederse?
La necesaria e impostergable transformación del sistema educativo mexicano ante la disyuntiva de visiones y procedimientos
I El Plan Nacional de Desarrollo
Al inicio del sexenio 2007-2012 el gobierno mexicano definió su plan de acción atendiendo a lo establecido en la propia Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. El Plan Nacional de Desarrollo (PND) es el ordenamiento racional y sistemática de acciones que tiene como propósito la transformación de la realidad del país como se establece en la Ley de Planeación (LP).
El desarrollo humano sustentables es la premisa básica del PND. Se pretende fundamentalmente la ampliación de capacidades y libertades para contar con una vida digna sin comprometer el patrimonio de las vidas futuras. Se proyecta una mirada de largo alcance hacia el 2030 como el destino hacia donde se pretende llegar o lo que se pretende alcanzar. Mediante la planificación se fijan los objetivos, metas estrategias y prioridades así como la asignación de de recursos, responsabilidades y tiempos de ejecución, la coordinación de acciones y la evaluación de resultados. En esta visión, la igualdad de oportunidades es uno de los aspectos nodales para mejorar significativamente la calidad de vida de todos los mexicanos. Se concibe a la educación como una de las formas de lograrlo. De acuerdo a lo ahí señalado, cada mexicano, sin importar su lugar de origen y el ingreso de sus padres, deben tener acceso a genuinas oportunidades de formación y realización.
Ahí también se define, con claridad, el tipo de educación deseable. “Una educación de calidad debe formar a los alumnos con los niveles de destrezas, habilida­des, conocimientos y técnicas que demanda el mercado de trabajo. Debe también promover la capacidad de manejar afectos y emociones, y ser formadora en valores. De esta manera, los niños y los jóvenes tendrán una formación y una forta­leza personal que les permita enfrentar y no caer en los problemas de fenómenos como las drogas, las adicciones y la cultura de la violencia. Se trata de formar ciudadanos perseveran­tes, éticos y con capacidades suficientes para integrarse al mercado de trabajo y para participar libre y responsablemente en nuestra democracia mediante el cultivo de valores como la libertad, la justicia y la capacidad de diálogo”.
Se exponen algunos desafíos para la transformación educativa entre los cuales se destacan a manera de diagnóstico:
·       Evaluar y fortalecer algunos instrumentos y políticas de educación.
·       Elevar la escolaridad promedio de las personas entre quince y veinticuatro años de 9.7 a 12.5 años.
·       Reducir el analfabetismo principalmente el aquellas regiones con un índice mayor.
·       Mejorar el desempeño de los estudiantes de primaria y secundaria.
·       Reducir la brecha de calidad entre escuelas públicas y privadas privilegiando una formación más integral.
·       Elevar la cobertura principalmente en preescolar y primaria.
·       Mejorar la infraestructura física de los planteles escolares.
·       Lograr mayor pertinencia en la educación superior.
II El Programa Sectorial de Educación 2007-2012
En el Programa Sectorial de Educación se explican con mayor precisión las estrategias para afrontar los retos anteriormente mencionados. Los objetivos ahí planteados están alineados al PND los cuales se sintetizan a continuación.
·       Una mejor calidad de la educación.
·       Una mejor igualdad de oportunidades educativas
·       El uso didáctico de las tecnologías de la información y la comunicación.
·       Una política pública apegada estrictamente al Artículo Tercero constitucional.
·       Una educación relevante, pertinente y promotora del desarrollo sustentable, de la productividad y el empleo.
·       Una democratización plena del sistema educativo.
Para medir los avances se construyeron indicadores en cada uno de los objetivos anteriores. Sería deseable, que la Secretaría de Educación Pública proporcionará información útil para que cualquier ciudadano tuviera la posibilidad de valorar la educación. De esta manera, se transparentaría la información pública y se rendiría cuentas a la sociedad. Adicionalmente se estaría en posibilidad de cuanto falta por lograr, acelerar el paso en caso de ser necesario y, en concordancia con la Ley de Planeación, explicar las desviaciones ocurridas y las medidas adoptadas para corregirlas y en congruencia con el PND. De hecho, así está contemplado en el propio ProSEdu en el tema transversal referente a la evaluación proponiéndose “adecuar e instrumentar el Sistema Nacional de Evaluación Educativa que se convierta en insumo de los procesos de toma de decisión en el sistema educativo y la escuela, cuyos resultados se difundan ampliamente entre la sociedad en  general.”.
Desafortunadamente, existe poca información institucional al respecto y lo único oficial es, al parecer, el sitio http://www.snee.sep.gob.mx/BROW-AES/Contenido.htm (consultado el cuatro de marzo de 2010),  está muy desactualizado y no responde a las pretensiones actuales de la SEP. 
III La Alianza por la Calidad de la Educación
En la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE) también se consideró la evaluación de la educación con el objetivo de propiciar e inducir una amplia movilización en torno a la educación, a efecto de que la sociedad vigile y haga suyos los compromisos que reclama la profunda transformación del sistema educativo nacional. (http://alianza.sep.gob.mx/index_001.php consultado el 4 de marzo de 2010).
Los firmantes de la ACE, el Gobierno Federal y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, asumen el compromiso de desarrollar acciones en torno a 5 ejes y 10 procesos:
Eje 1. Modernización de los centros escolares
Garantizar que los centros escolares sean lugares dignos, libres de riesgos, que sirvan a su comunidad, que cuenten con la infraestructura y el equipamiento necesario y la tecnología de vanguardia, apropiados para enseñar y aprender.
1.     Infraestructura y equipamiento
2.     Tecnologías de la información y la comunicación
3.     Gestión y participación social
Eje 2. Profesionalización de los maestros y las autoridades educativas
Garantizar que quienes dirigen el sistema educativo, los centros escolares y quienes enseñan a nuestros hijos sean seleccionados adecuadamente, estén debidamente formados y reciban los estímulos e incentivos que merezcan en función del logro educativo de niñas, niños y jóvenes.
4.     Ingreso y promoción
5.     Profesionalización
6.     Incentivos y estímulos
Eje 3. Bienestar y desarrollo integral de los alumnos.
La transformación de nuestro sistema educativo descansa en el mejoramiento del bienestar y desarrollo integral de niñas, niños y jóvenes, condición esencial para el logro educativo.
7.     Salud, alimentación y nutrición
8.     Condiciones sociales para mejorar el acceso, permanencia y egreso oportuno
Eje 4. Formación integral de los alumnos para la vida y el trabajo.
La escuela debe asegurar una formación basada en valores y una educación de calidad, que propicie la construcción de ciudadanía, el impulso a la productividad y la promoción de la competitividad para que las personas puedan desarrollar todo su potencial.
9.     Reforma curricular
Eje 5. Evaluar para mejorar
La evaluación debe servir de estímulo para elevar la calidad educativa, favorecer la transparencia y la rendición de cuentas, y servir de base para el diseño adecuado de políticas educativas.
10. Evaluación
De acuerdo con lo escrito en la propia página web de la ACE, si los firmantes, realizaron amplias consultas y formularon propuestas y compromisos reflejados en el Plan Nacional de Desarrollo, el Programa Sectorial de Educación y el Cuarto Congreso Nacional y Segundo Encuentro Nacional de Padres de Familia y Maestros del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, que dan sustento a las acciones no debiera pretenderse, ni mucho menos discutirse, hacer de la educación una política de estado. Lo acordado en la ACE debiera ser congruente con el PND y el ProSEdu de lo contrario sería anticonstitucional e ilegal. Se incumpliría, al menos, lo establecido en la Ley de Planeación y en la propia Ley General de Educación.  
Desde esta perspectiva, es ocioso discutir la legalidad de la ACE. Sería más provechoso encontrar los mecanismos para alinear los planteamientos de la ACE con el ProSEdu para darle viabilidad política, programática, presupuestal y jurídica. La Ley de Planeación lo permite sólo debe hacerse en tiempo y forma. Sí  los desencuentros no aluden a razones técnicas, metodológicas, ni instrumentales sino de posicionamientos y consensos de otra índole debiera apelarse a los principios fundamentales de las negociaciones entre las partes involucradas para zanjar sus diferencias.
Sería imperdonable y de consecuencias graves para la educación no alcanzar los consensos. Se conduciría a nuestro país a una mayor dependencia científica y tecnológica. Se perdería la oportunidad histórica de contemporizar la educación, de hacerla más pertinente. Condenaríamos a varias generaciones de estudiantes a la exclusión. Se ampliaría las inequidades y las brechas entre quienes cuentan con más posibilidades de desarrollo entre los que más tienen y los marginados. Se fracasaría en la construcción del proyecto de nación concomitante tan pretendido.
A manera de síntesis final
Es de observancia obligatoria del poder ejecutivo la realización de un plan de desarrollo al inicio de su gestión. En la Ley de Planeación se regula todo lo relativo al este plan. En este marco se circunscriben también los programas sectoriales como, por ejemplo, el de educación. El gobierno federal y la organización gremial de los maestros se alían para afrontar juntos los desafíos educativos.
Tanto el ProSEdu como la ACE coinciden en la necesaria e impostergable transformación del sistema educativo mexicano. Son coincidentes y complementarias. Es deseable realizar un ejercicio de alineamiento para darle viabilidad y asegurar los recursos financieros necesarios. Existen los mecanismos técnicos y las salidas jurídicas para hacerlo. Es solucionable si fuera de procedimiento. Si es de visión y los desencuentros conllevan a desacuerdos políticos está en riesgo la construcción concomitante del proyecto de nación.