viernes, 11 de noviembre de 2011

Comentario: Sobre la opinión de una colega acerca de mi blog


Nota: Revisando las estadísticas de este blog me encontré que uno de los post más leídos se refiere al publicado en la Sección "Acerca del Blog" titulado Soliloquio. Ahí comento sobre los propósitos del mismo y hago una recuento sobre los antecedentes que me motivaron a escribir. Esas vivencias atraviesan buena parte de mi vida personal. Hace algunos meses le pedí a una colega sudamericana su opinión. Superó mis expectativas su lectura, directa y entrelineas. Respondí lo que a continuación transcribo. Retomo textualmente algunas de sus ideas de quien también fue lectora de algunos de mis escritos. Me reservo el nombre de ella y le ofrezco anticipadamente una disculpa por hacer pública su opinión sin haberle tomado parecer. 


Mis comentarios a tu opinión de mi Blog en lo general y de Soliloquio en lo particular

Antes que nada, reconozco tu esfuerzo porque realizaste una excelente tarea. Gracias por tus comentarios. Merece, al menos, ampliar tu marco referencial con mayor información para una mejor comprensión de este fenómeno individual llamado Sergio como tu le llamas. El texto pretende aclarar los motivos de la publicación de mis textos en internet. Responde a la pregunta ¿por qué y para qué un blog? Es de interés estrcitamente personal divulgar mis textos profesionales. Por eso escribí Soliloquio.

Una de mis creencias personales es valorar a las mujeres como seres humanos. No me considero machista y creo firmemente no serlo. No era la intensión dar mensajes con Soliloquio. Soliloquio es sólo un soliloquio. Soliloquio es muy íntimo y personal. Por ello no existe nadie más que yo ahí en esa sección titulada “Acerca de mí”. Los otros están y estarán presentes en los textos publicados y por publicarse.

En cuanto a la experiencia espiritual se refiere a un acercamiento de corte religioso sin ir más allá de eso. Nunca he tenido formación con ningún tipo de congregaciones. Por lo tanto, ni soy seminarista ni tuve esa inclinación en algún pasaje de mi vida. Me identifico mucho con Don Pablo Latapí y no niego la posible influencia con su pensar lo cual sería un halago como un halago es tu reminiscencia de mi credo educativo con algunos de sus trabajo más filosóficos como lo refieres. Conste que tu lo dijiste, no yo. Me gustaría tener esa claridad y profundidad de pensamiento pero nada más alejado de ello es mi modesto trabajo. Me agradan los lectores inteligentes quienes van más allá del texto. Si el autor (en este caso yo) despertara este tipo de sentimientos se agradece de lo contrario, de ser sólo una cualidad de quien lo lee (o sea tu) me faltaría mayor estatura intelectual frente a ti. Y, ante ello, hago un reconocimiento sincero a tu condición humana y profesional y con ello confirmo también mi impresión primera hacia tu persona y encuentro la razón de nuestra empatía. 

Lo de humanizar, efectivamente es todo un tratado para conversarse con mayor profundidad en otro momento y con un café, mínimo, de por medio. Es un buen pretexto para propiciar otro encuentro, ¿qué te  parece? Aunque te confieso por adelantado mi sensibilidad. Y eso de la oratoria cultivada se reduce a simples experiencias escolares azarosas. Ni mucho menos me considero un ejemplo de la retórica del mexicano porque me formé muy alejado, al menos geográficamente, de lo que comúnmente llamamos mexicano sin referirme para nada a un extranjerismo. Agradezco el cumplido por el buen manejo del lenguaje el cual lo pudiera explicar por el “giro inesperadamente placentero a este inicio de la primavera”.

No es crítica suave al ejercicio sindical sino una simple superficialidad y lo innecesario de ahondar sobre el punto. Es otro tratado para se abordado en otro momento. Quien quite y hasta afloran tus inconscientes coincidencias con la ideología y el ejercicio sindical. Si haz encontrado cierta sincronía con el actuar de algunos familiares y personas cercanas a ti como tu tio galante y tu pariente lejano. A lo mejor te convencen los argumentos para matizar tus prejuicios.

A mi también me fue particularmente atractivo lo interesante de compendiar mis escritos. Sería muy arrogante considerarlos parte de una obra. Es mucho más modesta la pretensión. He discutido con muchos amigos y colegas sobre mi condición de “académico” en la administración pública. Varios de ellos me han desalentado de llevar esta doble vida. Me aconsejan elegir o la una o la otra. Defiendo mi posición porque me interesa despolitizar el tema educativo. En lugar de politizar aún más el asunto de lo académico quiero academizar, al menos, el debate de lo político. Me refiero con ello a privilegiar los intereses educativos debidamente fundados en principios pedagógicos por encima de los intereses de quienes administran la educación sin más pretensión que satisfacer sus reduccionistas intereses personales concretizados en posiciones en la administración pública y a la lucha del poder por el poder. Me parece vano y superficial.

Espero respetar mi honestidad intelectual por simple congruencia entre el pensar, el decir y el hacer aunque con ello salgan afectados algunos de tus prejuicios personales . Bríndame el beneficio de la duda porque no he dado motivos para tu desconfianza. Es el riesgo de compartir mi pensar plasmado en esos escritos. Y todo por pedir tu opinión al respecto fui muy bien recompensado. Vale la pena intentarlo mil veces mas si fuese necesario. Y aunque  lo juzgues como cumplido me da gusto que haya sido así porque me permitió conocerte un poco más sin dejar de lado la riqueza de tus aportaciones. No necesariamente coincido del todo con todas ellas.

Sería una lástima ser reconocido sólo por valiente y no por el valor de las ideas. Dicho en lenguaje coloquial, sería bien gacho concluir que a lo largo del tiempo no hubiera evolución (coincido contigo que a mayor experiencia, medida en tiempo, no necesariamente se desarrollan las ideas) lo cual implicaría, en términos vulgaris, haber vivido a lo pendejo. Dios mío, que he hecho para que castigues de esa manera. Me ofreces una estimulante razón científica para considerar valiosa la compilación de mis escritos (la cual confieso es reveladora para mí porque no la había inventariado): la sistematización de la experiencia.

No te sientas mal ni te justifiques por la dureza de algunas de tus opiniones. Ya te he perdonado, no hay problema. Los comentarios son útiles. Te mereces una estrella en la frente como a las niñas preescolares que se portan bien y trabajan en su tarea cotidiana. No hay nada que agradecer, por el contrario, la gratitud es de mi parte. Tu palabra siempre vendrá bien y si puedo retribuirla de alguna manera (considera real la posibilidad de ser tu entrevistado para tu trabajo final del posgrado con mucho gusto lo haré). Concluyo citando a uno de mis autores predilectos. “Es por eso que me siento educador por encima de todo porque siento amor.” Paulo Freire





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