Nota: Este artículo se publicó en la Revista AZ, número 64, del pasado mes de diciembre de 2012. No obstante que fue escrito en el mes de septiembre de ese mismo año muchas ideas tienen vigencia. Concluye esta serie de artículos sobre la educación.
La política y las políticas públicas en educación básica. Una proyección hacia el 2012-2018.
El pasado mes de
julio se realizaron elecciones en México. De acuerdo con los resultados, el
Partido Revolucionario Institucional se encargará de la administración federal para
el periodo 2012-2018. En la Plataforma del Programa de Gobierno se resalta,
como hechos problemáticos, el estancamiento de la economía, el alto índice de
desigualdad y pobreza de la población y un profundo quebranto del estado de
derecho. Se visualiza el futuro del país sobre la base de una educación de
calidad. De ahí, se menciona, la necesidad de fortalecer al sistema educativo
y, centralmente, a las escuelas (sería interesante conocer la fórmula de la
centralidad en un sistema educativo descentralizado). Eficacia, calidad,
equidad, igualdad, justicia social son algunas categorías destacables.
Los juicios
anteriores se plantean tomando en consideración los resultados de PISA (por sus
siglas en inglés “Programme International Student Assessment) y lo complementan
con otros indicadores del sistema educativo mexicano entre los cuales destaco: el
40% de la población mayor a 15 años con rezago educativo, los 6 millones de
analfabetas, los más de dos millones de ciudadanos con primaria inconclusa y los
cerca de 17 millones con estudios de secundaria truncos. Pretenden impulsar el
desarrollo y la equidad a través de una nueva política participativa en los
tres órdenes de gobierno para lograr una movilidad social. Consideran a la
educación como un componente determinante para el desarrollo humano y se
reconoce la falta de resultados como un factor de escepticismo. Se busca
alcanzar niveles competitivos de acuerdo con los estándares internacionales. Pretenden
también hacer de la educación una política de estado mediante compromisos de
largo alcance. En educación básica impulsarán la formación y la educación
continua de los maestros, la instauración de escuelas de jornada de tiempo
completo, la enseñanza del idioma inglés y la incorporación de las tecnologías
de la información y educación (TIC´S) para coadyuvar al logro de los propósitos
de aprendizaje. La evaluación para la mejora de la calidad educativa, la
participación de la sociedad y de los padres de familia son otros tópicos a
resaltar. Se visualiza una nueva agenda de reformas para atender los retos de
cobertura, calidad y eficiencia.
Lo anterior fue
la plataforma previa al proceso electoral. Posteriormente, en la etapa de
transición se ratificaron los compromisos nacionales. Entre ellos resalto:
- Laptop con Internet para alumnos de escuelas públicas que cursen 5° y 6° grado
- Política nacional para una escuela libre de acoso escolar
- Alcanzar la cifra, al menos, de 40 mil escuelas de Tiempo Completo en Educación Básica
- Establecer una agenda digital para cerrar la brecha y democratizar su acceso.
Muy
recientemente, en septiembre, la Organización para la Cooperación y Desarrollo
Económicos (OCDE) entregó al Lic. Enrique Peña Nieto un documento de propuestas
sobre los “Desafíos de las políticas públicas en México”. Ahí se anuncia la
celebración de un Foro de Políticas Públicas con expertos nacionales e
internacionales eneEnero de 2013 a realizarse en la Ciudad de México. Bien
pudiera ser un ejercicio a tomarse en cuenta como un referente de las
obligatorias consultas ciudadanas para la conformación del Plan de Gobierno y
de éste en sí mismo.
En ese análisis
se caracteriza el entorno internacional: bajo crecimiento de la economía
mundial en su quinto año de crisis y la baja expectativa por crecer a tan solo
el 3.5% para este año. El contexto nacional es incierto y complejo en el que soplan vientos de cambio,
se dice. Las fuentes de consulta son coincidentes con las utilizadas para el
caso de educación básica. Los retos de la cobertura en la educación media
superior y superior, los resultados en PISA así como el 25% de los jóvenes de
entre 18 y 29 años desempleados y sin
oportunidades de estudiar (los llamados “nini´s”).
“La inversión en
una mejor educación puede ser altamente redituable” señala la OCDE. Plantean
las relaciones entre dos variables en algunos casos. Por ejemplo, el logro educativo
estudiantil versus producto interno bruto (PIB) per cápita así como, por otra
parte, la calidad de los docentes y la gestión basada en estándares. En mi
parecer, éstos son los factores asociados más recurrentes en la literatura
especializada que explican en mayor medida el logro educativo. Concretamente,
la OCDE recomienda fortalecer la educación preescolar y básica. De manera
específica en el cuidado de la primera infancia y ampliar el acceso a estos
servicios. Como es de sobra conocido, México tiene una baja cobertura en
primero de preescolar (niños entre una edad comprendida entre los 3 y 4 años de
edad). En el caso de los docentes y los directores escolares distinguen como
aspectos críticos la selección, la asignación, el reconocimiento y los estímulos
económicos. La evaluación basada en resultados y el fortalecimiento de la Evaluación
Nacional de Logro Académico en Centros Escolares (ENLACE) son otras sugerencias
propuestas.
Las
recomendaciones claves son:
- Fortalecer la inversión en la eficacia de los docentes o de la enseñanza para ser más precisos
- Aprovechar de la mejor manera la información resultante sobre los estudios acerca del desempeño estudiantil
- Fortalecer el sistema de educación y formación profesional
1° La tendencia
del bajo crecimiento de la economía mundial es una preocupación fundada
2° La cobertura
en la primera infancia, (educación inicial para los infantes de 0 a 3 años, en el
primer grado de la educación preescolar para los niños de 3 a 4 años) así como
la educación media superior y superior son asuntos por atenderse
prioritariamente.
Para acometer
estos problemas se espera atenuarlos y subsanarlos con:
La enseñanza del
idioma inglés en educación básica, las TIC´S como apoyo para el aprendizaje, la
formación de los docentes y los directores escolares, escuelas de jornada de
tiempo completo, la transparencia, la rendición de cuentas, la evaluación de
los procesos, inputs y outputs del sistema educativo.
Como puede
constatarse, algunas de estas soluciones fueron utilizadas por las
administraciones anteriores. Algunos de ellos también formaron parte de los
acuerdos políticos entre el gobierno mexicano y la organización sindical. Me
refiero puntualmente al Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación
Básica y Normal (1992), el Compromiso Social por la Calidad de la Educación
(2002) y la Alianza por la Calidad Educativa (2010). Muy probablemente algunas
de esas políticas se concreticen en programas gubernamentales y, quizá, se
“peñanieticen” (se les imprima su propio sello) y se orienten hacia el
cumplimiento de sus compromisos.
En otras
palabras, percibo un cambio en la política social aunque muchos programas se
mantendrán con algunas variantes para asegurar los resultados esperados. Se
gestionará la educación mediante programas gubernamentales eficaces logrando
más con menos. Hacer que las cosas ocurran. Una gestión basada en resultados.
Reducir el gasto corriente e incrementar el presupuesto en proyectos
transparentes. Financiera, social y políticamente fiscalizables estimulando con
ello las buenas prácticas. Al parecer, serán pocas las innovaciones pedagógicas
y educativas. La siguiente administración pública pondrá énfasis en alcanzar
mejores resultados a un costo marginal en la medida de lo posible y de manera
relativa por supuesto.
Ahora toca a los
diseñadores de la política pública del próximo sexenio, a quienes concreticen
en programas de gobierno dichas políticas, a los funcionarios encargados de la
implementación de los programas de gobierno cumplir con la encomienda
focalizando sus acciones en la formación de seres humanos, ciudadanos para
transformar su entorno. Detecto un área de oportunidad muy relevante: la
valoración sistemática, pertinente, válida y con otras características
apropiadas. La evaluación de la política, de las políticas públicas, de los
proyectos institucionales, de los programas gubernamentales, de los programas de
intervención social. Del diseño y la ejecución del plan de gobierno.
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